1 de julio de 2014

Carta al Inmortal



Carta al Inmortal

A mi inmoral, al inimaginable, al indeciso y al inmortal:
¿Como es posible que te conserves tan bien? Parece que el tiempo se hubiese detenido a tomar el té en tu puerta, olvidándose de su trabajo.
Hoy que te veo nuevamente, vuelven a mí como olas que se forman en una bañera, cuando esta está  llena hasta el tope. Las imágenes de nuestra fugaz vida y fraternización son aquellas que generan ese peso en un mundo lleno de burbujas y espuma.
Y es ahora cuando quiero cerrar los ojos y sumergirme en nuestra vida, dejar que sean aquellas burbujas creadas por el propio jabón las encargadas de llevarme y luego esfumarse en el aire.
 ¿Cómo es que has llegado a este rincón en mis recuerdos? ¿Tanto te desplace?
Tu eres el inimaginable, y yo siempre la indecisa. Siempre que te intento dar un lugar, una forma y una idea: nunca coordinan con lo que pienso y siento.
Me pregunto aun: ¿Cómo te tratan los días y como te manejas en tu vida? Y aunque siempre me pregunto: ¿Qué fue lo que hice mal? Mi indecisión es la encargada de desplazar esa pregunta y darme más problemas en los cuales pensar.
Me miras y te vas, no dices nada, no te despediste, y ahora te escribo esta carta.
Le pregunto al tiempo, ¿Por qué se detuvo a tomar el té, aquella tarde de otoño? En donde el sol pintaba de oro y cobre las hojas que hoy bañan el patio de tu jardín. Y le pregunto al tiempo si acaso: ¿Le gusta el té con uno o dos terrones de azúcar? Quizás: ¿Desea usted masitas para acompañar?
Me pregunto por qué eres incansable para mí y casi ya intocable. ¿Acaso la vida y el tiempo decidieron crearte así?,  ¿Acaso hay alguna receta? O es como en aquellas situaciones donde uno para crear algo: calcula al ojo.
Creo que mejor me dejo de divagar y dejarte de preguntar por tu vida, de cómo te volviste quien eres hoy. Pero antes de preguntarte eso, creo que me contestare sola:
Te volviste inmortal por que la vida te quito el derecho de morir, o simplemente ya moriste y no puedes volverlo a hacer una vez más.
Tu vida es prolongada, y solo hay alguna cosa que lo pudiera causar; y mientras canto tu nombre, yo me vuelvo inmoral y mientras suspiro y mis manos recorren mi pecho, de mis labios se escapa un:
“Si hacer el amor prolonga la vida: Que ganas traigo de hacerte inmortal”
~Siempre Tuya.

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