22 de octubre de 2016

Llanto

Hoy regresaba de capital en el costera, y no tuve mejor idea que conjurar el llanto.
Empece a extrañarte, de la nada, sin razón alguna.
Y empece a llorar, así mismo: de la nada y pero con razones.
Lloraba por que aparentemente te extrañaba, algo que no había hecho hace mucho tiempo, y empece a odiarme, odiarla, odiarte.

Odiaba la situación en si: no podía volver en paz de un largo día en capital.
Llegue a casa y no tuve mejor idea que mirar a ver si en esas fantasías mías, quizás se cumplieron y finalmente me escribiste. Pero como siempre solo una fantasía.
Revise tu muro, por que aun no me has borrado, ni yo tampoco.
Revise tus fotos y me acorde de tu sonrisa.
Eso que me cautivo, eso de lo cual me enamore. Eso a lo cual me aferro con fuerza para no dejarlo ir. Aunque deba, aunque esa sonrisa ya no sea para mi, aunque ya no me hables, aunque tengas miedo de enfrentarme. A pesar de todo: sigues sonriendo.

Que bronca, que impotencia, que tristeza, que todo.
Que llanto que me agobia.

1 comentario:

MDP dijo...

Me entristece u.u