4 de abril de 2012

La Tormenta

Desde su cama, miraba la ventana. Entre sabanas y frazadas se acurrucaba.
Miraba las gotas golpearla, parecía que querían entrar a donde ella se encontraba.
Quizás era por que estaba cálida en su lecho, y las gotas tenían frio.
"Tienen sentimientos, las gotas?" Se pregunto mientras abrazaba un peluche fuerte contra su pecho.
Miraba el cielo gris y los relámpagos. Era temprano así que solo veía sus destellos. Oculto su cara entre las sabanas y suspiro. Se sentía cómoda, a gusto, feliz.
Su alarma sonó y sabia que tenia que levantarse, la lluvia aun golpeteaba contra la ventana.
Se calzo sus sandalias y preparo el café. Se aseo y se vistió. Tomo su taza y miro las noticias.
Nada raro, como todos los días era lo mismo.
Salio a la cuidad que estaba cubierta de una falda gris, todos se movían de una manera monotona, la cuidad esta plagada de personas que ya no soñaban, a ella le daban pena.
Fue a la tienda y compro un par de víveres, se quejo ante la suba en los mismos, y se sintió triste por la economía.
"Esta en decadencia, muere lentamente" volvió a pensar.
Hizo sus quehaceres y regreso a su hogar.
Paso la tarde, cocino el almuerzo, todo transcurría de la misma forma que cualquier otro día, a excepción de la tormenta. El día había aclarado y ya no estaba mas en el cielo. A ella le gustaba la lluvia.
Se acerco a la ventana y miro al cielo, azul como siempre, suspiro y se rasco la cabeza.
Volvió a tomar su bolso y a salir. Espero el autobús y se subió, el trayecto fue lento pero finalmente llego a ese compromiso al cual tenia que asistir. La tarde paso y pronto el cielo oscureció.
Ella podía sentir una nueva tormenta, su piel se erizo y sus cuerpo vibro.
Subió a la terraza y miro los truenos. Podía sentir la electricidad recorrer su cuerpo, se maravillaba con la obra de la naturaleza, y cuando todo no podía ser mas perfecto: Empezó a llover.
La lluvia cayó sobre su cara, sobre su cuerpo y sobre su alma, ella sentía las gotas en su piel, cada una delicada e irrepetible. Las sensaciones eran demasiadas, deseaba quedarse ahí para siempre, pero el clamor de uno de sus compañeros la llamo para que entre a secarse.
Miro a lo lejos la tormenta, deseando ferviente mente volver a formar parte de ella.
Finalmente la tormenta ceso y era hora de regresar a su casa.
Toda la cuidad y a donde viere estaba inundando, lleno de vida a causa de la gracia de la naturaleza.
"Era una bendición o una conmoción?" Se pregunto ya que había visto un par de aves tumbadas en el suelo, perdidas de su nido, había intentado ayudar pero estas habían escapado.
Las calles rebalsaban como si fuesen un vaso lleno, a donde quiera que viese, era lo mismo.
Trato de mantenerse seca, pero haba algo dentro de ella que le pedía que se comunique con el agua de una manera mas intima, y así lo hizo.
Chapoteo en el agua, una y otra vez; sin importar el que dirá de la gente. Disfrutaba ese momento de comunión con el agua que era vida, y parte de ella. Ella era agua. Y formaba parte del todo.
Regreso a su casa tranquila. Se seco y agradeció por el momento que había pasado aquella noche de tormenta.
Se acostó y cerro los ojos, esperando quizás a que algún día, vuelva a sentir la electricidad sobre su piel.

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