11 de junio de 2012

No son Locuras, son Epifanias.

Todo empezó con una conversación que no tenia sentido, redacciones incoherentes, ya que las formulabamos de maneras inentendibles.

Tu me habías dicho con palabras que para mi eran extrañas, ya que llevan esa dosis de locura y ezquizofrenia exacta.
Como el azúcar para el café; lo suficiente para endulzarlo un poco.

Me miraste y me dijiste, tratando de apagicuar un mente perdida entre la jerga:
"Mi lengua no se cansa, ni mis manos tampoco cuando el objetivo es explicarme, si me lo preguntas siempre intentare reformular y explicarme mejor".

Te dije que te usurparía la frase y así lo hice, cumplí mis amenazas y tu las tuyas.

Alabaste mi "Valhala" mi espacio de reflexión y expresión intelectual, incluso la denominaste como propicia para la plasticidad lingüística.

A este punto yo me hundía en el sonido de las palabras en mi cabeza: Las leía una y otra vez, cada oración mas dulce que la anterior.

Había empezado a delirar, tu le llamaste Epifanías.

Leíste un par de esos relatos vanos, que yo había escrito en momentos donde mi cabeza no podía pensar, sino solamente sentir, momentos en donde la cordura no era una palabra en mi vocabulario. Momentos en donde solo me limitaba a que las letras recorran mis venas y mi corazón.

Yo quise algún punto ser poeta de letras, ideas y realidades inequívocas de la vida. Quise plasmar en tinta lo que no pude llegar a plasmar en el sonido.
Acaso es lo mismo plasmarlo en pixeles?

Pronto regrese a la realidad de lo que decías, era una droga leer las palabras, escucharlas repetitivamente dentro de mi cabeza, un placebo un deleite. Pronto me di cuenta de que era singular, tu forma de especular con lo secreto, ya que lo secreto era algo que me fascinaba, intrigaba y entusiasma.
Y luego me preguntaste: "Los secretos te fascinan en si mismos o te encanta desentramarlos?" Y eso fue fácil de contestar: "Me fascina la escencia del secreto, lo desconocido, lo inexplicable, lo misterioso, el deseo de conocer, y develarlo."

Yo cerré los ojos y pensé un rato mas, imagine, y confeccione ideas, pensamientos, locuras y realidades.

"Te voy a pedir tus conocimientos prestados" Te dije. Y tu solo contestaste: "Lo bueno de los conocimientos es que: Al prestarlos se multiplican"


No hay comentarios: